El imprescindible e invasivo WhatsApp escolar

El imprescindible e invasivo WhatsApp escolar
¿Qué hubiéramos hecho sin él? ¿Señales de humo, código morse con tambores, palomas mensajeras, postales, correos electrónicos que se ignoran o pierden en el spam?
En la emergencia no quedó otra que usarlo intensivamente como herramienta laboral (que, además, el docente "aporta").
Su uso intensivo genera una asfixiante enredadera comunicacional que es preciso podar. Es un nicho que alberga la mensajería (no siempre la comunicación) accesible y, asimismo, cuna de una proximidad petardeante, lazo, estrés y malentendidos.
--- Este posteo surge luego de una entrevista a un director de escuela (martes, a las 19.30 hs). Al finalizar comenta, agotado, que mientras estuvimos charlando (unos 45 minutos) recibió 53 mensajes de docentes y supervisora. Es habitual, relata, todo son presiones y urgencias. Le pregunto, ¿no se puede esperar?, ¿no se puede resumir o sintetizar todo en un mensaje claro y bien formulado y no un tiroteo interminable de 08 a 23 hs?, ¿es todo para "ya mismo"? , ¿cómo, se puede, bajo esa metralla, ... pensar, crear y hacer?
Y ¿ los fines de semana? Domingo, 20.00 horas recibe la agenda de la semana. Me parece, le digo, entrometido, inoportuno, absurdo y desgastante. Se la tendrían que enviar, en todo caso, lunes a las 8.00. El domingo le pertenece (entero) a él y familia.
Si fuera un mail lo podría leer el lunes al alba, con el mate del desayuno. Pero Whattsapp no es así, es tirano, tiene esa gota de urgencia y alarma que genera ansiedad. E insomnio, me agrega. Ese maldito insomnio de domingo a la noche

A) Lo malo.
- Es invasivo. A diferencia de una plataforma en donde unx entra y sale, como de una oficina; de WP no se sale. Nunca. No contestar esta mal visto ("me clavó el visto").
- Es continuo: corre como un curso de agua, es un desfile de mensajes que pocas veces se articula u organiza en un esquema integrador o alguna narrativa sobre todo cuando hay muchxs participantes.
- Invita a la falta de moderación, a la verborragia del audio facil.
- Es un distractor ya que desconcentra, aunque las notificaciones estén (necesariamente) silenciadas.
- Si se abusa del institucional, es en perjuicio del que se sostiene con estudiantes y/o sus familias.
- Los de difusión son simples carteleras virtuales sin interacción. Aún así, deberían numerar y adjuntar los avisos importantes, para indicar relevancia.

B) Lo bueno:
- Es accesible: de muy bajo costo y sin demasiados requerimientos técnicos. Hay escuelas que han armado una arquitectura de WhatsApp para sostener a la gran mayoría de sus niñxs.
- Es versátil: admite sumar diversos formatos y posibilidades; textos, videos, audios, enlaces diversos.
- Es inmediato: los mensajes se leen en un corto plazo. No hay demasiadas dilaciones (ni se toleran).
- La posibilidad de videollamadas grupales para el acompañamiento y la tutoria

C) Lo problemático:
- No aloja una propuesta de enseñanza, ni organiza un espacio asequible y estable que se asemeje a un aula, necesaria para los que se demoran; salvo que se lo combine (p. Ej. Con un google drive con carpetas y secuencias).
- Es un constante fluir que mezcla lo relevante y lo irrelevante. No categoriza la información.
- Mal usado, sin reglas, objetivos ni tiempos, con tolerancia a la verborragia, sin variedad de recursos, sin un otro espacio persistente donde alojar las prácticas de enseñanza, agobia, estresa y desgasta.
- Los grupos multitudinarios desbarrancan. Mucho mejores son con pequeños grupos o subgrupos, o individuales, cuando la cantidad de estudiantes así lo permite.

D) Lo interesante sucede cuando hay:
- Reglas claras. Objetivos, un rol activo de administrador/moderador, horarios, días y normas de cortesía.
- Desconexión los fines de semana y feriados, salvo emergencia real y objetiva.
- Durante la semana, en función de la dedicación y disponibilidad.
- Mensajes breves, sucintos, oportunos (muchos por día se siente desconsiderado, redundante y abusivo).
- Si alguien tiene algo extenso e importante que decir, añade un adjunto.
- Se debe priorizar, en los docentes, el de trabajo con estudiantes y minimizar el interno de gestión o administrativo.
- Mensajes: escasos, sustantivos, claros y coherente. Audios cortos. Ir al grano. Ser conciso y pensar (releer) antes de enviar. Usar viñetas o números para enunciar pasos, etapas, puntos clave. (Basta de redundancia: no siempre hay que responder)
- Se acalla en determinadas horas para que la gente pueda laburar, escuchar y concentrarse.

Necesitamos algo de silencio para pensar, crear, producir. Necesitamos dar y recibir, compartir y estar informados, pero con menos maraña y más comunicación.

Necesitamos diseñar enñ cada escuela una arquitectura de WhatsApp que facilite y modere la comunicación, no la enturbie. Que sume salud, encuentro y comunidad, que no los arrebate.

Ninguna herramienta es más inteligente que la mano que la empuña. Whattsapp puede ser, tal vez, lo que haya permitido y permita sostener a millares de estudiantes a los cuáles llegamos por el único medio, un teléfono (cuantas veces lo tendré que decir, ¡atención a los textos en pdf!)

Aún en la emergencia, por la necesidad de estar conectados, no añadamos descuido del otro, de sus tiempos, sus espacios, su agenda y sus alarmas, su capacidad de escucha, su paciencia, su interés y atención.
Que sea portador de un lazo y recurso para la cercanía .
Mónica Coronado 
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 06 de junio de 2020
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